domingo, 24 de enero de 2016

Día de museos



Ha nevado. Al levantarnos hemos visto el suelo blanco y la nieve que continuaba cayendo. Hace menos frío.

Anoche no escribí porque llegué al hotel con mucho frío y como no entraba en calor me metí en la cama. Dormí estupendamente y hoy, según lo planeado hemos ido de museos.

Por la mañana al Neues Museum, a conocer un poco más de la historia antigua y el edificio, que como todos en esta ciudad está reconstruido, pero que me ha gustado mucho, sobre todo, precisamente, la forma en que Chipperfiel lo reformó, dejando visible los distintos estadios de su trayectoria.

Su contenido está formado por una inabarcable colección de objetos de distintas épocas, fundamentalmente griegos, romanos, y sobre todo, egipcios.

Y por supuesto, entre estos últimos destaca la reina que sigue reinando muchos siglos después, ahora en su museo, en su sala sola para ella. Con su largo y delicado cuello, con sus delicados colores y su tocado imposible, sin su oreja izquierda y sin un trozo de la derecha, su único ojo parece que nos inquiriese directamente. Situada entre cuatro cristales de grosor considerable, si se la mira desde atrás, el juego de luces hace que parezca que a su vez ella se mirara eternamente, coqueta, en un espejo que sólo puede devolverle su imagen matizada.

Después de comer hemos entrado en el Museo de Pérgamo, y aunque la pieza que le da nombre está en restauración y la fachada también, me ha gustado muchísimo.

La reconstrucción de la puerta de Istar –diosa babilonia del amor y de la guerra, de los dos juntos, como si ya en la antigüedad los hombres fuesen conocedores de que ambos son dos caras de la misma moneda-, y de la puerta del mercado de Mileto, las maquetas, las piezas de arte árabe, asirio y griego, la grandiosidad y la perfección de muchas de ellas, hacen que me parezca un museo imprescindible si se tiene la suerte de visitar esta ciudad.

También hemos aprendido algo sobre los negocios de compra venta de obras de arte entre los dirigentes  y poderosos de los diferentes países.

Al salir había niebla lluviosa, la nieve había desaparecido de la calzada casi por completo e íbamos a ir al Memorial, pero allí había hielo, hemos patinado un par de veces y, ante la perspectiva de rompernos una pierna, hemos cambiado de opinión y nos hemos ido a tomar un helado.

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