domingo, 25 de diciembre de 2011

Mi deseo

Agobio, amargura, amigos, amor, ansiedad, añoranza, claustrofobia, compromisos, consuelo, decepción, desidia, desintegración, dulces, enfado, esperanza, espiritualidad, estupidez, evasión, familia, fracaso, futuro, impaciencia, hastío, ilusión, mareo, melancolía, olvido, pasado, paz, pereza, presente, proyectos, recogimiento, recuerdos, regalos, resigancioón, soledad, sueños, tedio, tranquilidad, tristeza, vulnerabilidad…
Sin importarme qué palabras identifican tu Navidad, deso que 2012 llene tu vida de momentos amables.
Un fuerte abrazo,
Pilar

jueves, 22 de diciembre de 2011

Cocina y pensamientos

Nunca había yo pensado en las relaciones que mantenemos con nuestras actividades cotidianas. En concreto, nunca había pensado en los distintos ánimos con los que cocinamos.  Guisar suele ser una actividad rutinaria que mi disco duro aprovecha para tramar, mientras tanto, mil historias diferentes.
Un día de la semana pasada cociné, por primera vez en mi vida, una fabada, para compartirla con gente que nunca había probado mis guisos. Me habían asegurado que era muy fácil, pero no las tenía todas conmigo. Y mientras aquello hervía y a la vez yo preparaba otras viandas, pensaba en la película Como agua para chocolate, que vi hace tanto tiempo.
No me acuerdo de su final: de hecho, casi he olvidado su historia; pero recuerdo perfectamente el principio, cuando la protagonista reivindica el “mucho amor” entre los ingredientes de cada plato. Volveré a verla.
El domingo de la misma semana, por circunstancias, estaba sola en la cocina de una casa que no era la mía. Y esto es muy divertido; porque si quieres tomarte un café y buscas el azúcar, encuentras la harina; decides beberlo amargo y vas a buscar la leche, momento en el que aparece el azúcar; y cuando ya te has tomado algo parecido a un café, amargo y con leche desnatada (que era la que estaba a mano en la nevera), vuelves al armario tratando de encontrar cualquier cosa y ¡bingo! por fin aparece la leche… cuando ya no la necesitas.
Tenía mucho tiempo por delante y nada en qué ocuparlo; vi unas lentejas encima de la mesa y decidí cocinarlas. Primero junté todos los ingredientes y utensilios necesarios que, esta vez sí, encontré al primer intento.
Me lo tomé con mucha calma. Partí muy despacito los ajos y los pimientos; también la cebolla que, por primera vez desde que llevo gafas, me hizo llorar; lo sofreí todo a fuego muy lento y continué, con la misma parsimonia, hasta que el guiso estuvo listo.
Recordé vagamente la película; pero en este caso, mi mente volvía, una y otra vez, a  “Estos días azules y este sol de su infancia”.

Con Machado rememoraba una niñez que no viví, porque no era la mía, y fue antes que yo. Tal vez el luminoso cielo azul de la mañana me llevaba, mecánicamente, a asociar las ideas. Estos versos siempre me han evocado un círculo que se cierra; una vida que vuelve al principio porque presiente su fin.
Por cierto, según todos los comensales, la fabada estaba buenísima. Las lentejas también.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

La carta del premio

La carta que figura a continuación fue merecedora del segundo premio en el concurso Carta a mi padre, convocada por la cooperativa Covibar, de Rivas Vaciamadrid, edición 2011.
Ellos la van a publicar de todas maneras, porque era una de las bases del concurso. Y, como este es mi blog, es mi carta, es mi premio, y es mi padre, he decidido adelantarme.
Me llama la atención que, de la gente que hasta el momento conoce su contenido, la gran mayoría de los que no son mi familia ni mis amigos, me dan las gracias por dejársela leer. Nunca lo hubiese esperado y, al hilo de este hecho, se me ocurre:
1.              Es más personal de lo que yo creía.
2.              He sido capaz de expresar actitudes o sentimientos que mucha gente comparte.
Para ver la carta, pincha justo debajo, en el enlace "más información". 

domingo, 11 de diciembre de 2011

10 motivos para vivir

No sé si sabéis que el Barça ha vuelto a ganar en el Bernabeu. Y van…
Bueno, es domingo por la noche y mañana toca lunes (en principio). Después de pasar mucho tiempo de la tarde intentando resolver un sodoku killer (no lo he conseguido –todavía-), he decidido publicar aquí uno de esos experimentos míos que no llevan a ninguna parte.
Hace tiempo Roberto Saviano propuso a los lectores del diario La Repubblica la elección de “diez motivos por los que vale la pena vivir”. Su opción personal está en Internet. Le contestaron miles;  alguno de ellos incluyó al escritor como una de sus razones.
Me pareció una idea curiosa y la copié (salvando las distancias). Envié la propuesta a unas cuarenta personas y mi éxito fue muy escaso: me contestaron dos. Pero no me importó. Eran las dos que yo sabía que serían.
No se trataba de contar secretos. Consistía en elegir, entre las múltiples actividades diarias a disposición de todos los mortales, las que a cada cual le provocaran sentimientos positivos.
Si quieres ver mi selección, pincha en el enlace "más información", situado aquí debajo.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Cine fórum

Ayer, viernes, por la tarde (el mejor tiempo de la semana), sesión de cine en casa de Mercedes y Carlos. Los de siempre, más Paco.
La película prevista era El velo pintado; pero el disco se nos rebeló. Así que elegimos otra simplemente por un título, en mi opinión, muy sugerente: El latido de la montaña.
Una afición sentimental por la percusión, la montaña, y gente que la habita de diferente manera, llevan a un chico al descubrimiento de un mundo (interno y externo). Al final deberá elegir.
Tremendo el contraste entre el materialismo y los sofisticados códigos mafiosos, y la espiritualidad y (aparente) sencillez del conocimiento musical.
¡Curioso! Desde que empezamos con estas sesiones, hemos visto tres películas. Y todas tienen relación con la música.
Estos viernes de cine son fantásticos: fáciles de organizar, picoteamos lo que nos gusta y vemos películas estupendas con pocos buenos amigos. ¿Quién da más?
Cuando salimos, estaba la niebla; Sabina sonaba en la radio del coche; pensé en mi padre. Y el ánimo se acomodó con la noche.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Viernes de cine

Hoy he estado en el cine, con Mercedes, Carlos y María, viendo Un dios salvaje, de Roman Polanski.
Es un drama con momentos, muy puntuales, cómicos por lo absurdo. Básicamente, la historia tiene lugar en un solo espacio físico -y cerrado, además-, lo que aumenta la sensación de claustrofobia psicológica. Es una película de diálogos continuados, que nos llevan de un tema a otro sin solución de continuidad y que, en muchas ocasiones, nos gustaría volver a escuchar para poder asimilar todo lo que han querido (de verdad) decirnos.
A raíz de una pelea (normal) entre dos niños, los padres de ambos intentan ponerse de acuerdo sobre cómo deben actuar ellos y sus hijos.
Este hecho baladí es la excusa para hablarnos sobre las diferencias entre la imagen que cada uno tiene de su pareja y la realidad; de cómo el alcohol o el estado de excitación (que vendrían a ser lo mismo), nos hace sacar nuestro auténtico yo; de cómo nos cuesta aceptar que nuestro hijo sea culpable, si el de los demás es inocente; de las diversas maneras de entender la culpa y la responsabilidad.
Me parece absolutamente recomendable.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Bienvenidos

Este blog es el resultado de una prueba. Yo quería saber cómo funciona esto.
Intentaré que no sea demasiado pesimista, a pesar de la que está cayendo por el mundo porque, al mirar las noticias y los periódicos, no puedo evitar la sensación de que pretenden transmitirnos todo el pesimismo acumulado por la humanidad desde el momento en que fue capaz de comunicarse.

Buen día para todos.