jueves, 7 de febrero de 2013

Valentina



La segunda tarea del taller literario consistía en inventar el perfil de un personaje, contestando a una serie de treinta y una preguntas que nos proponían.
Me costó muchísimo trabajo hacerlo, porque debía ser coherente, e intenté que fuera ficticio. No sé si lo he conseguido. En todo caso, espero un poco de condescendencia por vuestra parte.
En el enlace “Más información” podréis leer el resultado del experimento.
Guillermo me ha dicho que Valentina soy yo con noventa y nueve años.
Le he contestado que yo no llegaré a esa edad.
1. ¿Cuál es el principal rasgo de su carácter?                                                     
Valentina siempre tuvo un carácter paciente y reflexivo. Por eso tal vez, lo que predomina, con sus 99 años a cuestas, sea la tolerancia, renegando un poco de las pequeñas batallas de juventud, pero admirando, en su interior, a los jóvenes que siguen peleando.
Una memoria fantástica le permitió recordar casi todo, y no olvidar nada que considerara importante. Aunque en momentos puntuales lo consideró casi una maldición, hace ya muchos años que lo ve como un privilegio que redunda en favor de sus múltiples y variadas lecturas.
A la vez, posee una mente analítica, que le ha permitido interrelacionar los datos que su memoria le aportaba para llegar a conclusiones personales.
Estas características le han conducido, a veces, a sentirse un poco por encima de la gente de su entorno y, sobre todo, incomprendida y sola.
2. ¿Qué cualidad desea en un hombre?
Admira la capacidad de comprometerse, y cumplir con sus compromisos personales hasta las últimas consecuencias, lo que sin duda le condujo a sufrir decepciones en el pasado.
Admira en ellos la comprensión por encima de roles sociales, y la ternura, de la que cree que, en general, siguen careciendo.
3. ¿Qué cualidad prefiere en una mujer?
La independencia que ella no pudo tener y para la que piensa que ni siquiera las propias mujeres están, aún, del todo preparadas.
Siempre admiró a las mujeres que rompieron moldes y actuaron de forma distinta a como los demás esperaban, aunque sólo ahora sea capaz de intuir el dolor escondido detrás de aquellas actitudes
Pero este reconocimiento le lleva a sentirse un poco culpable, e incluso cobarde, por no haber tenido la valentía de mostrar su solidaridad a aquellas que piensa que pudieron necesitarla, de todas las que conoció.
4. ¿Qué es lo que más aprecia de sus amigos?
Siente que nunca ha tenido amigos de verdad, si acaso conocidos. Concibe la amistad como la relación con alguien a quién se le puede contar las cosas que a uno le preocupan y le importan, esperando su comprensión.
Por eso, de la gente con la que se sintió más cercana, valoró la lealtad, sentir que no la juzgaban cuando alguna vez se atrevió a contar alguna cuita más personal.
También valora la coherencia, hasta donde sea posible; y la discreción que le permitió confiar a una persona cuitas puntuales de su vida.
5. ¿Cuál es su principal defecto?
La inseguridad en su misma y las eternas dudas para decidir lo que está bien o mal, lo que muchas veces le condujo a dejarse arrastrar por las circunstancias y, siempre, a sentir que no había hecho todo lo que hubiera podido en cada elección.
Ahora mismo cree que su defecto principal consiste en la impaciencia para escuchar lo que considera banalidades. Pero con esta característica no se siente en absoluto a disgusto, porque con la perspectiva de sus 99 años ha aprendido que todo se acaba por terminar.
Además está convencida que no le queda tiempo para perder.
6. ¿Cuál es su ocupación preferida?
Sentarse con el libro y las gafas a leer. Antes le encantaba charlar en la vieja cocina con el fuego encendido. Pero la gente a la que le gustaba escuchar se fue hace tiempo y se le ha olvidado cuándo fue la última vez que vio la lumbre encendida.
7. ¿Cuál es su sueño de dicha?
A estas alturas se conforma con seguir tirando hacia delante sin perder muchas más facultades y sin dar, ni darse, demasiados sustos.
8. ¿Cuál sería su mayor desgracia?
Ver morir a alguno de sus hijos es la única cosa que espera no tener que soportar, porque alguno de ellos es ya casi un anciano, incluso para los tiempos actuales. También le preocupa perder la vista del todo y no poder realizar la única actividad que le produce placer, junto con su paseíto diario, desde hace ya mucho tiempo.
Leer es mucho más que un pasatiempo. Siente que a través de las vidas de otros puede comprender mejor las cosas que a ella le sucedieron. Aunque siempre terminan por darle una perspectiva diferente, que no puede cambiar ni contrastar, y que le dejan un sabor agridulce.
9. ¿Qué quisiera ser?
Mejor, qué quisiera haber sido.
Desde que leyó Historia de una maestra, piensa que le hubiera gustado ser una profesora, que favoreciera en sus alumnos la capacidad de pensar por sí mismos sin miedos y sin complejos, ayudándoles y apoyándoles para que llegaran a sus propias conclusiones.
A veces, cuando escucha las conversaciones de sus biznietos piensa que, a pesar de los muchos años transcurridos y los cambios producidos, la autonomía de pensamiento sigue siendo una asignatura pendiente en las escuelas.
10. ¿Dónde desearía vivir?
Le gusta vivir donde vive, en Íscar, el viejo pueblo vallisoletano que la vio nacer,  donde ha gastado toda su vida, y donde ha ido diciendo adiós a su gente.
En sus lecturas ha descubierto muchos lugares que cree que le hubieran interesado, de haber tenido la oportunidad de conocerlos. Está convencida de que le hubiera gustado vivir en París, en Mayo del 68. Opina que fue un bonito sueño, bello mientras duró y que, en cierto sentido, provocó que la gente que lo vivió se quedara colgada de él.
11. ¿Qué color prefiere?
A pesar de que nunca lo ha contemplado en la realidad, los infinitos colores del mar, en el que siente que caben todos los tonos del arco iris, lo que le lleva a pensar que el mar es una metáfora de cada persona, con su infinitud de sentimientos.
12. ¿Qué flor prefiere?
Los pensamientos, por su variedad de colores, su aspecto suave y frágil y sus diferentes colores capaces de alegrar la vista, a pesar de su pequeño tamaño.
13. ¿Qué pájaro prefiere?
Los gorriones. Han sido una de las pocas constantes de su vida y le gusta su enorme capacidad de adaptación al duro clima de los inviernos y los veranos castellanos.
14. ¿Sus autores favoritos en prosa?
Por edad, experiencia y visión de la vida se siente muy cercana a José Luis Sampedro, sobre todo después de haber leído La sonrisa etrusca. Le gustan Shakespeare, Cervantes y Lope de Vega, porque piensa que ellos ya dijeron todo lo que se podía contar sobre los sentimientos de las personas.
También le gustan los escritores españoles de la Generación del 98, porque cree que explicaron el siglo XIX y anticiparon el siglo XX.
Aunque Delibes sea su debilidad por un motivo que nada tiene que ver con la literatura: le gusta, simplemente, porque era paisano suyo.
15. ¿Sus poetas favoritos?
La poesía no es lo que más le gusta leer porque, en general, le resulta difícil llegar a comprenderla del todo. Valentina piensa que este es el tributo que ha pagado por ser autodidacta.
No obstante, tiene en sus estanterías el libro Campos de Castilla, al que de vez en cuando le echa un vistazo, porque opina que describe de una manera maravillosa la belleza de los campos que ella ha disfrutado toda la vida.
Alguna vez ha intentado leer algún poema de amor, pero no le gustan porque siente que son palabras bonitas... vacías de contenido.
16. ¿Sus héroes de ficción?
Don Quijote y Sancho Panza.
Piensa que representan perfectamente la contradicción entre los sueños, condenados al fracaso, y la terca realidad que siempre acaba por imponerse.
17. ¿Sus heroínas favoritas de ficción?
Todas las que pelearon en un mundo de hombres por conseguir ser ellas mismas. Ana Karenina, Madame Bovary, Ana Ozores. Aunque lamenta profundamente que siempre terminaran mal, cree que aquellas heroínas establecieron los fundamentos para cambios posteriores de los que ahora gozan todas las mujeres.
18. ¿Sus compositores favoritos?
Últimamente anda un poco dura de oído. Por sus circunstancias vitales no pudo escuchar mucha música.
Adora las viejas canciones anónimas que le devuelven a la infancia y alguna vez ha escuchado alguna música clásica en la radio, pero no podría decir el compositor. También le gusta la copla, y en esto no se sale del tiesto: Quintero, León, Quiroga y, como intérprete, se queda con Juanito Valderrama.
19. ¿Sus pintores predilectos?
En sus libros de fotografías ha descubierto algunos que le han impresionado, y se pregunta cómo alguien puede pintar de esa manera.
Le gusta Vermeer por sus figuras que parece que se salieran del cuadro; también el colorido de los paisajes de Manet. No le dice nada la pintura religiosa en general y le disgusta la grandiosidad de la Capilla Sixtina, que considera símbolo del poder absoluto de la iglesia.
Pero el cuadro que más le llama la atención es Luego dicen que el pescado es caro porque cree que manifiesta perfectamente la dureza de los trabajos de otros tiempos, por fortuna hoy superados.
20. ¿Sus héroes de la vida real?
Todos los que hicieron avanzar a la humanidad, entre ellos Pasteur, Jenner y Mendel; aunque su héroe histórico favorito es Francisco Javier Bales: su periplo con la carga de niños cruzando el Atlántico le parece una odisea digna de Homero.
Pero también considera héroes, a su manera, a todas las personas sencillas que no pretenden ser un ejemplo para nadie.
21. ¿Sus heroínas históricas?
Las que rompieron moldes y las que quedaron sepultadas por un mundo machista. Adora a Marie Curie por su osadía, sus descubrimientos y su biografía. Y, en sus libros de biografías, supo de la existencia Clara Schumann y Zenobia Camprubí, la brillantez de cuyos maridos eclipsó su reconocimiento social.
22. ¿Sus nombres favoritos?
Le gustan los nombres de siempre, habituales durante toda su vida y que ahora tienden a desaparecer como consecuencia de nuevos gustos. No los de su infancia –de hecho, el suyo no le gusta-, sino los de la época en la que ella bautizó a sus hijos.
Salvando el nombre de “María”, que por suerte piensa que siempre estará de moda, no entiende por qué ya no se bautiza a las niñas como “Carmen” o “Pilar”, y a los niños como “Pedro” o “Andrés”.
Aunque conoce algunos nombres originarios de otros países, no deja de parecerle raro que los críos atiendan cuando alguien llama a “Jessica”, “Jennifer” o “Jonathan”.
23. ¿Qué detesta más que nada?
La soberbia, porque le parece difícil relacionarse con alguien que siempre tiene razón. Aunque cree que los soberbios, como todos, están condenados a perder, jamás reconocerán sus derrotas. Por eso no le inspiran ninguna lástima.
24. ¿Qué personajes históricos detesta más?
De estos tiene una buena colección.
Los tiranos y, por encima de todo, detesta a los que no quedaron en los libros con tal reconocimiento, pero aprovecharon permisos y prohibiciones de las leyes para crear imperios económicos que les permitieron, después, comprar poder político.
Aquí incluye a muchos de los grandes nombres surgidos durante la II Guerra Mundial, a los capos mafiosos que posibilitó la ley seca en Estados Unidos y a las fortunas creadas como consecuencia del estraperlo, que sufrió en carne propia, tras la Guerra Civil española.
25. ¿Qué hecho militar admira más?
Hace unos años vio una película, cuyo título no puede recordar, que trataba de los soldados alemanes, franceses e ingleses que, durante la Primera Guerra Mundial, la noche de Nochebuena, desde los frentes enemigos, confraternizaron cantando el villancico Noche de paz.
Valentina ha vivido una guerra civil y su postguerra correspondiente, la recuperación y el desarrollismo posterior, a partir de los años 60. Ha sido una espectadora privilegiada y directa de todos los cambios producidos desde principios del siglo XX y, como consecuencia, detesta las guerras que piensa que sólo producen muerte, dolor y miseria.
Por eso, si tiene que elegir un hecho militar significativo, se queda con ese momento que, bajo su punto de vista, sitúa a las personas por encima de batallas que pagan, pero no les pertenecen.
26. ¿Qué reforma admira más?
Ella tuvo la suerte de aprender a leer en su lejana infancia pero después, mientras dedicó su tiempo a la familia, a la granja, al huerto y a las labores del campo,  no le quedaba tiempo que dedicar a la lectura.
Fue progresivamente, primero cuando la prole abandonó la casa, después con la tranquilidad de la pensión y por fin, con la necesidad de  ocupar su soledad al quedar viuda, cuando descubrió que con la lectura podía meterse en la piel de todos los personajes de los libros, ficticios o reales, y descubrir un montón de mundos desconocidos mirando atlas y libros de fotografías o leyendo sobre acontecimientos históricos.
Por eso, las reformas que admira son todas las que condujeron a la erradicación del analfabetismo, aunque a veces piense que tampoco ese hecho llevó donde le hubiese gustado. Cuando mira la televisión, muchas veces llega a la conclusión de que no existe una relación directa entre conocimiento y correcta interpretación de la realidad, ni entre conocimiento y coherencia vital.
27. ¿Qué dones naturales quisiera tener?
Hubiera deseado ser más valiente, para poner de manifiesto lo que pensaba delante de su familia en momentos importantes de su vida, y para reivindicar su independencia.
Opina que, de haberlo hecho, hubiera tenido que tragarse menos contradicciones consigo misma e, incluso en algunos casos, hubiera sido mejor madre, sobre todo con sus hijas. Luego se consuela pensando que, en aquellos años, luchar por sus ideas no era sólo pelear con su marido, sino que le hubiera supuesto también enfrentarse a las ideas de todo su pueblo.
Y sabe que nunca fue tan osada.
28. ¿Cómo le gustaría morir?
En la cama, habiéndose dormido recordando a alguna persona que compartió con ella una parte del camino. Le gustaría dejar de respirar sin moverse de su casa ni de su lecho. Y, en todo caso, sin dar guerra.
29. ¿Estado actual de su espíritu?
En general, tranquilo por descreído, aunque a menudo se ve alterado por nuevos achaques de su salud, que su mente no tiene controlados, que le hacen pensar en lo poco que le queda y que, además, cada vez se producen más a menudo.
30. ¿Hechos que le inspiran más indulgencia?
La rebeldía y las urgencias de los jóvenes que considera condenados al fracaso, aunque los interesados no lo sepan. Todavía.
Opina que un joven que no es rebelde tampoco es joven del todo, y que las urgencias están condenadas a desaparecer con el simple paso de los años.
31. ¿Su lema?
Tanto esfuerzo para llegar a esto.

6 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con tato: eres tú con 99 tacos (si el tabaco te deja llegar).

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    1. Tú, que eres un chico de mente absolutamente científica. ¿Cuántas probabilidades me condedes?

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    2. Si ya llegar a 99 es difícil, fumando lo que tú fumas, más aun, así que pocas, supongo.

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  2. Tengo que admitir que tus hijos tienen razón y espero que el tabaco te permita llegar a los 99 como dice Jorge, mas que nada para seguir disfrutando contigo.

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  3. Ojalá que Valentina no sienta que ha gastado su vida sino que la ha vivido y dichosa ella que, aunque con mucho esfuerzo, ha llegado a los 99.

    También yo espero que tus 99 den testimonio de que no siempre el tabaco mata y que puedas seguir compartiendo charlas y emociones, con quienes tengan la suerte de andar por aquí.

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  4. ¡Vale! Acepto pulpo como animal de compañía.

    Ahora en serio, muchas gracias por vuestros comentarios. He vuelto a leer el perfil y me parece que, más allá de detalles puntuales, efectivamente el personaje tiene mucho de mí.

    De todas formas, me parece alguien entrañable, que me produce mucha ternura. Y nunca me hubiera imaginado que la gente me viese de esa manera. Tampoco yo me veía así.

    Queda pendiente inventar un maltratador, un capo mafioso, o algo por el estilo.

    Os reitero mi agradecimiento,

    Pilar

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