martes, 26 de febrero de 2013

¿Princesa o cenicienta?




 “Un día se encuentran el amor y la amistad, y el amor le pregunta a la amistad:
-       ¿Por qué existes tú?
-       La amistad le responde:
-       para curar las heridas que tú dejaste”.

     He encontrado el texto anterior en Internet y, lamentablemente, desconozco el autor.

También he tropezado, esta vez en el Facebook de María, con la siguiente valoración exhortativa.

“Eres una princesa y las princesas no lloran por nada. Así que cuando tu corazón esté triste, no lo demuestres, sigue adelante; cuando sientas que te caíste no te quedes allí, levántate y sigue, quiérete, valórate, ámate, que tú vales oro, así que cuando te digan "no eres lo que necesito", responde: “¡no, porque soy más de lo que tú buscabas!”

Su texto terminaba con la sugerencia de que la lectora lo reenviara a diez princesas, incluyendo la remitente.

Porque nunca envío correos masivos, porque me parece que sin esa coletilla el mensaje es más contundente, y porque no creo en la solidaridad basada sólo en la igualdad de sexo, no lo reenviaré.

En su lugar, dedicaré esta entrada a todas las damas que se sienten Cenicienta antes del baile.

Las que se sienten princesas no lo necesitan.

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