martes, 30 de septiembre de 2014

Maniqueísmo

Ella se percibía inteligente y fea cada vez que respondían con silencios a sus argumentos y todas las madrugadas de vuelta a casa sola.
Tras tantos amores de una noche como abandonos en su currículum, él se sentía extremadamente guapo  y un pan sin sal.
Al coincidir los dos se reafirmaron en sus íntimas convicciones.  Él, cuando sin volverse supo que lo miraba, ella, al ver los ojos vacíos que le pedían perdón.
En la sección de ropa para bebés, despreciando la infinidad de modelos diseminados a su alrededor, el instinto de cada uno eligió un bodi con mensaje.
“Inteligente como papá”, rezaba el de él.

“Guapa como mamá”, decía el de ella.

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