jueves, 29 de agosto de 2013

Sesto giorno. Yo a la Basílica di Santa Giustina y tú al Pallazo della Ragione



Hoy nos hemos encontrado con la restauración.

La girola y el pórtico de la basílica de San Antonio están llenas de andamios, con lo que las pinturas sólo se pueden ver de aquella manera. A cambio, el mausoleo del santo (dentro de la propia catedral) está recién restaurado y los mármoles lucen espelendorosos.

Llevamos seis días, con sus veinticuatro horas correspondientes, compartiendo cada momento; así que hoy hemos decidido darnos un respiro de tres horas y andar cada uno por nuestro lado, para descansar uno de la otra -y viceversa-.

Como en este hotel las bicicletas estaban incluidas en el precio y la ciudad se presta al disfrute de este medio de transporte, nuestra libertad de movimiento (y la posibilidad de perdernos de vista) se ampliaba, aun moviéndonos los dos por los mismos lugares, lo que viene a significar por los sitios habituales de los guiris.

A las siete y cuarto nos hemos reencontrado. Primero, porque se acercaba la hora de cenar, y después porque teníamos reservadas las entradas para ver la Capella degli Scrovegni, con pinturas de Giotto, estas ya restauradas y a punto.

Las visitas a este monumento están muy controladas, para evitar el deterioro de la pintura. Hay que esperar durante un cuarto de hora, en una salita aneja, para reducir las diferencias de humedad y temperatura con la calle; a continuación unas puertas automáticas se abren, y una vez entra la gente, vuelven a cerrarse.

Sólo pueden pasar un máximo de veinticinco personas cada quince minutos. En nuestro grupo éramos cuatro.

Una vez dentro, una no puede dejar de sentirse una privilegiada por visitar semejante maravilla en esas circunstancias.

Y de pensar en la Capilla Sixtina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario