martes, 27 de marzo de 2012

Los misterios de la sandía

Me gusta comer sandía, pero no me gustan sus pepitas. Ni comérmelas, ni escarbar en la pulpa para quitarlas una a una. Algunas veces, cuando toca degustar esta Curcubitácea a los postres, Luci tiene la amabilidad de cortar los trozos libres de semejante elemento y yo me los como.
El otro día, pensando sobre esto, me surgió una duda. ¿Cómo se reproducen las sandías sin pepitas, si el proceso normal es plantar la semilla pero no tenemos semillas que plantar?  

4 comentarios:

  1. Entierran la sandía entera y... sale otra sandía.
    O, se me ocurre que por la nueva técnica de ciencia... infusa.
    Es que... tengo que estar en todo.

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    1. Hola Pe:
      Muchas gracias por tu comentario sobre la entrevista:
      Como siempre tienes la capacidad de emocionarme.
      En cuanto a la vistosidad o no del blog, es una diferencia de opinión y contenido.
      El tuyo está cargado de emociones, pensamientos y experiencias; criterios propios, ideas dudas y certezas bien expresadas; Sentimientos para los que siempre encuentras las palabras adecuadas…
      Yo tengo unas habilidades y carezco de otras; por ello valoro más tus cualidades y aptitudes.
      En cuanto a Casanova… Si, de nombre Giacomo, veneciano, aventurero, conquistador, algo filósofo o pensador, dicen de él que fue espía: (aunque seguro que conoces al personaje mejor que yo).
      Y por otro lado si buscamos la traducción de otros idiomas y /o dialectos como el italiano, gallego o catalán significa: “casa nueva”.
      Y a mí me encanta todo lo nuevo: Del lat. Novus. Adj. Recién hecho o fabricado. Distinto o diferente de lo que antes había o se tenía aprendido…
      Y básicamente por oposición a viejo.

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    2. A veces, lo viejo tiene su encanto. Por no hablar de la seguridad que nos proporcionan las pocas cosas que se mantienen invariables a lo largo del tiempo.
      Ci sentiamo,
      Pe

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    3. Esto de las sandías sin pepitas, se me antoja tan siniestro como que hagas una foto en Tombuctú y a los tres segundos la puedas tener en cualquier parte del mundo o tan alucinante como el misterio de la vida, por mucho que estudiemos la división celular y demás. Cada día que pasa me siento más lejana de todos los avances tecnológicos, y más cercana a las tribus del Amazonas, por ejemplo.
      He estado pensando en qué medida para mí, lo viejo tiene encanto. Y he llegado, hoy, a la conclusión de que procuro no tener apegos a las cosas. Hice la mudanza, hace ya seis meses, y aún hay libros, detalles, ornamentos que no he sacado de las cajas, con lo cual, creo que no son necesarios en mi vida. Bien es cierto que no soy una persona de muchos caprichos, pero prefiero lo nuevo, lo que tiene un significado para mí hoy. Lo viejo me ancla, no me deja avanzar, y creo que hay que desprenderse del lastre que suponen situaciones, cosas, recuerdos para poder seguir caminando. Únicamente mantengo lo que es importante para mí, aunque se vayan haciendo igual de viejos que yo, son los amigos. Ufffff!!!! Lo he vuelto a hacer, me pongo insoportablemente cursi.

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