Para Consuelito, el mejor sol de invierno que conozco. Calienta el corazón cuando menos te lo esperas, y cuando más lo necesitas.
Si quieres seguir leyendo, pincha en el enlace "Más información"
La primera entrada del
Diccionario de la RAE, define
“digerir” como “convertir en el aparato digestivo los alimentos en sustancias
asimilables por el organismo”. A su vez, esta palabra deriva del latín
·”digerere”, que se traduce como “distribuir”, “ordenar”.
“Indigestión” viene
definida como “falta de digestión” y “trastorno que por esta causa padece el
organismo".
Existen distintos
tipos de digestión (intracelular, epitelial y extracelular), en las que
intervienen procesos mecánicos y químicos; todo el desarrollo viene facilitado por
las secreciones, en cantidades justas, de glándulas exocrinas y endocrinas.
Además, la bilis tiene un papel fundamental en la neutralización de la acidez,
en la descomposición de grasas y vitaminas y en el transporte de los desechos.
En esto consiste, muy
sucintamente, cualquier digestión fisiológica. Pero el Diccionario también recoge, en la segunda acepción, esta palabra
como “sufrir o llevar con paciencia una desgracia o una ofensa” y aún en la
tercera “meditar cuidadosamente algo, para entenderlo o ejecutarlo. ¿Qué pasa,
entonces, con las digestiones –o,
mejor-, indigestiones mentales?
Existe una diferencia
fundamental entre el alimento fisiológico y el psicólogico: en el primer caso,
nada puede obligarnos a tragarlo si mantenemos la boca cerrada; en el segundo,
los órganos de ingestión son, la nariz y, en algunas ocasiones (que tal vez no debamos
menospreciar), la piel; pero básicamente, los ojos y los oídos.
Otra cosa más
diferencia ambos procesos: comemos cuando queremos; pero el mundo exterior y
nuestros pensamientos nos llegan de forma continuada, sin que podamos hacer
oídos sordos y ojos ciegos a voluntad; así que hemos debido aprender a
diferenciar.
De la gran mayoría de sucesos
exteriores ni siquiera somos conscientes; son alimentos que no comemos. Otros
tipos de nutrientes nos llegan como aprendizaje, a través de la memoria. Es la
información que buscamos o encontramos por los medios más diversos; desde las
situaciones cotidianas y las relaciones habituales, hasta los divertimentos de
cada cual y las variopintas conversaciones, que a veces quedan como simples
anécdotas y otras nos muestran caminos por los que continuar.
Esta sería la
alimentación habitual, fundamental para sobrevivir, en la que los mecanismos de
la digestión funcionarían mejor que un reloj, con los aportes justos de cada
órgano y cada sustancia. Los elementos extracelulares llegarían a convertirse
en intracelulares y volverían, de otra manera, al exterior, para posibilitar la
continuidad del proceso. Serían ingestas necesarias que constituyen la
normalidad.
De forma esporádica, y
normalmente por sorpresa, los sentidos nos proporcionan alimentos para un
banquete. En estos casos seremos plenamente conscientes del proceso digestivo,
y haremos todo lo posible por dilatarlo, mientras recordamos el placer que nos
produjo la ingesta.
Existen otros convites.
Inesperados y a los que nunca quisimos ser invitados. Como los últimos, nos son
proporcionados por las personas más queridas; pero el resultado será una
indigestión.
En este caso, sin
tiempo para masticarla, tragaremos directamente la información. Una vez en el
estómago, provocará tal cantidad de reacciones anómalas que ningún órgano podrá
realizar con normalidad su trabajo. Al cóctel se añadirá una cantidad importante
de ácido clorhídrico. El nivel de bilis llegará (casi) al infinito; pero no
neutralizará el ácido, sino que nos amargará, todavía más, su sabor amargo. Mientras
somos plenamente conscientes de la amalgama, nos convertiremos en rumiantes y
la digestión se dilatará en un largo periodo de tiempo. Incluso puede que
mantenga la capacidad de volver en los momentos más inesperados.
Sólo el paso del
tiempo y nuestro nuevo posicionamiento ante los hechos actuarán como digestivos,
para integrar lo sucedido y ayudarnos a sacar conclusiones.
No hay Almax efectivo para estas indigestiones.
Y, a pesar de la aguda sensación de nausea, tampoco podremos vomitar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario