Hoy ha sido el
Día del Libro y Gabriel García Márquez murió hace una semana escasa. Imagino
que aprovechando efeméride y circunstancia, en la Biblioteca Pública de
Vallecas habían programado le lectura pública, durante dos horas, de Cien años de soledad.
A pesar del
poco tiempo disponible para decidir, conocedora del interés de Guillermo por
esta obra le propuse participar en el evento.
Accedió.
Durante tres
minutos cada uno, primero él, después yo, nos hemos trasladado a Macondo y
compartido sus muy tiempos primeros con el coronel Aureliano Buendía, Úrsula, Melquiades
y los gitanos.
Con la misión
cumplida, un corto rato después hemos cambiado la actividad por un buen
desayuno en mutua compañía, mientras hablábamos de libros y comentábamos la
obra que ambos habíamos leído (completa) el año pasado.
Por supuesto me
ha tocado pagar.
Un corto paseo
hasta la librería, y el cumplimiento de la tradición familiar del día de San
Jorge desde que este nombre se incorporó a la familia, han puesto fin a nuestro
tiempo compartido.
Después el día
ha continuado con su normalidad.
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