La segunda tarea del taller literario consistía
en inventar el perfil de un personaje, contestando a una serie de treinta y una
preguntas que nos proponían.
Me costó muchísimo trabajo hacerlo, porque debía ser coherente, e intenté que fuera ficticio. No sé si lo he conseguido. En todo caso, espero un poco de condescendencia por vuestra parte.
En el enlace “Más información” podréis leer el
resultado del experimento.
Guillermo me ha dicho que Valentina soy yo con
noventa y nueve años.
Le he contestado que yo no llegaré a esa edad.
Valentina siempre tuvo un carácter paciente y reflexivo. Por
eso tal vez, lo que predomina, con sus 99 años a cuestas, sea la tolerancia,
renegando un poco de las pequeñas batallas de juventud, pero admirando, en su
interior, a los jóvenes que siguen peleando.
Una memoria fantástica le permitió recordar casi todo, y no
olvidar nada que considerara importante. Aunque en momentos puntuales lo
consideró casi una maldición, hace ya muchos años que lo ve como un privilegio
que redunda en favor de sus múltiples y variadas lecturas.
A la vez, posee una mente analítica, que le ha permitido interrelacionar
los datos que su memoria le aportaba para llegar a conclusiones personales.
Estas características le han conducido, a veces, a sentirse
un poco por encima de la gente de su entorno y, sobre todo, incomprendida y
sola.
2. ¿Qué cualidad desea en
un hombre?
Admira la capacidad de comprometerse, y cumplir con sus
compromisos personales hasta las últimas consecuencias, lo que sin duda le
condujo a sufrir decepciones en el pasado.
Admira en ellos la comprensión por encima de roles sociales,
y la ternura, de la que cree que, en general, siguen careciendo.
3. ¿Qué cualidad prefiere
en una mujer?
La independencia que ella no pudo tener y para la que piensa
que ni siquiera las propias mujeres están, aún, del todo preparadas.
Siempre admiró a las mujeres que rompieron moldes y actuaron
de forma distinta a como los demás esperaban, aunque sólo ahora sea capaz de
intuir el dolor escondido detrás de aquellas actitudes
Pero este reconocimiento le lleva a sentirse un poco
culpable, e incluso cobarde, por no haber tenido la valentía de mostrar su
solidaridad a aquellas que piensa que pudieron necesitarla, de todas las que
conoció.
4. ¿Qué es lo que más
aprecia de sus amigos?
Siente que nunca ha tenido amigos de verdad, si acaso
conocidos. Concibe la amistad como la relación con alguien a quién se le puede
contar las cosas que a uno le preocupan y le importan, esperando su
comprensión.
Por eso, de la gente con la que se sintió más cercana,
valoró la lealtad, sentir que no la juzgaban cuando alguna vez se atrevió a
contar alguna cuita más personal.
También valora la coherencia, hasta donde sea posible; y la
discreción que le permitió confiar a una persona cuitas puntuales de su vida.
5. ¿Cuál es su principal
defecto?
La inseguridad en su misma y las eternas dudas para decidir
lo que está bien o mal, lo que muchas veces le condujo a dejarse arrastrar por
las circunstancias y, siempre, a sentir que no había hecho todo lo que hubiera
podido en cada elección.
Ahora mismo cree que su defecto principal consiste en la
impaciencia para escuchar lo que considera banalidades. Pero con esta
característica no se siente en absoluto a disgusto, porque con la perspectiva
de sus 99 años ha aprendido que todo se acaba por terminar.
Además está convencida que no le queda tiempo para perder.
6. ¿Cuál es su ocupación
preferida?
Sentarse con el libro y las gafas a leer. Antes le encantaba
charlar en la vieja cocina con el fuego encendido. Pero la gente a la que le
gustaba escuchar se fue hace tiempo y se le ha olvidado cuándo fue la última
vez que vio la lumbre encendida.
7. ¿Cuál es su sueño de
dicha?
A estas alturas se conforma con seguir tirando hacia delante
sin perder muchas más facultades y sin dar, ni darse, demasiados sustos.
8. ¿Cuál sería su mayor
desgracia?
Ver morir a alguno de sus hijos es la única cosa que espera
no tener que soportar, porque alguno de ellos es ya casi un anciano, incluso
para los tiempos actuales. También le preocupa perder la vista del todo y no
poder realizar la única actividad que le produce placer, junto con su paseíto
diario, desde hace ya mucho tiempo.
Leer es mucho más que un pasatiempo. Siente que a través de
las vidas de otros puede comprender mejor las cosas que a ella le sucedieron.
Aunque siempre terminan por darle una perspectiva diferente, que no puede
cambiar ni contrastar, y que le dejan un sabor agridulce.
9. ¿Qué quisiera ser?
Mejor, qué quisiera haber sido.
Desde que leyó Historia
de una maestra, piensa que le hubiera gustado ser una profesora, que
favoreciera en sus alumnos la capacidad de pensar por sí mismos sin miedos y
sin complejos, ayudándoles y apoyándoles para que llegaran a sus propias
conclusiones.
A veces, cuando escucha las conversaciones de sus biznietos
piensa que, a pesar de los muchos años transcurridos y los cambios producidos,
la autonomía de pensamiento sigue siendo una asignatura pendiente en las
escuelas.
10. ¿Dónde desearía vivir?
Le gusta vivir donde vive, en Íscar, el viejo pueblo vallisoletano
que la vio nacer, donde ha gastado toda
su vida, y donde ha ido diciendo adiós a su gente.
En sus lecturas ha descubierto muchos lugares que cree que le
hubieran interesado, de haber tenido la oportunidad de conocerlos. Está
convencida de que le hubiera gustado vivir en París, en Mayo del 68. Opina que
fue un bonito sueño, bello mientras duró y que, en cierto sentido, provocó que
la gente que lo vivió se quedara colgada de él.
11. ¿Qué color prefiere?
A pesar de que nunca lo ha contemplado en la realidad, los
infinitos colores del mar, en el que siente que caben todos los tonos del arco
iris, lo que le lleva a pensar que el mar es una metáfora de cada persona, con
su infinitud de sentimientos.
12. ¿Qué flor prefiere?
Los pensamientos, por su variedad de colores, su aspecto
suave y frágil y sus diferentes colores capaces de alegrar la vista, a pesar de
su pequeño tamaño.
13. ¿Qué pájaro prefiere?
Los gorriones. Han sido una de las pocas constantes de su
vida y le gusta su enorme capacidad de adaptación al duro clima de los
inviernos y los veranos castellanos.
14. ¿Sus autores favoritos
en prosa?
Por edad, experiencia y visión de la vida se siente muy
cercana a José Luis Sampedro, sobre todo después de haber leído La sonrisa etrusca. Le gustan
Shakespeare, Cervantes y Lope de Vega, porque piensa que ellos ya dijeron todo
lo que se podía contar sobre los sentimientos de las personas.
También le gustan los escritores españoles de la Generación
del 98, porque cree que explicaron el siglo XIX y anticiparon el siglo XX.
Aunque Delibes sea su debilidad por un motivo que nada tiene
que ver con la literatura: le gusta, simplemente, porque era paisano suyo.
15. ¿Sus poetas favoritos?
La poesía no es lo que más le gusta leer porque, en general,
le resulta difícil llegar a comprenderla del todo. Valentina piensa que este es
el tributo que ha pagado por ser autodidacta.
No obstante, tiene en sus estanterías el libro Campos de Castilla, al que de vez en
cuando le echa un vistazo, porque opina que describe de una manera maravillosa
la belleza de los campos que ella ha disfrutado toda la vida.
Alguna vez ha intentado leer algún poema de amor, pero no le
gustan porque siente que son palabras bonitas... vacías de contenido.
16. ¿Sus héroes de ficción?
Don Quijote y Sancho Panza.
Piensa que representan perfectamente la contradicción entre
los sueños, condenados al fracaso, y la terca realidad que siempre acaba por
imponerse.
17. ¿Sus heroínas favoritas
de ficción?
Todas las que pelearon en un mundo de hombres por conseguir
ser ellas mismas. Ana Karenina, Madame Bovary, Ana Ozores. Aunque lamenta
profundamente que siempre terminaran mal, cree que aquellas heroínas
establecieron los fundamentos para cambios posteriores de los que ahora gozan
todas las mujeres.
18. ¿Sus compositores
favoritos?
Últimamente anda un poco dura de oído. Por sus
circunstancias vitales no pudo escuchar mucha música.
Adora las viejas canciones anónimas que le devuelven a la
infancia y alguna vez ha escuchado alguna música clásica en la radio, pero no
podría decir el compositor. También le gusta la copla, y en esto no se sale del
tiesto: Quintero, León, Quiroga y, como intérprete, se queda con Juanito
Valderrama.
19. ¿Sus pintores predilectos?
En sus libros de fotografías ha descubierto algunos que le
han impresionado, y se pregunta cómo alguien puede pintar de esa manera.
Le gusta Vermeer por sus figuras que parece que se salieran
del cuadro; también el colorido de los paisajes de Manet. No le dice nada la
pintura religiosa en general y le disgusta la grandiosidad de la Capilla
Sixtina, que considera símbolo del poder absoluto de la iglesia.
Pero el cuadro que más le llama la atención es Luego dicen que el pescado es caro
porque cree que manifiesta perfectamente la dureza de los trabajos de otros
tiempos, por fortuna hoy superados.
20. ¿Sus héroes de la vida
real?
Todos los que hicieron avanzar a la humanidad, entre ellos
Pasteur, Jenner y Mendel; aunque su héroe histórico favorito es Francisco
Javier Bales: su periplo con la carga de niños cruzando el Atlántico le parece
una odisea digna de Homero.
Pero también considera héroes, a su manera, a todas las
personas sencillas que no pretenden ser un ejemplo para nadie.
21. ¿Sus heroínas históricas?
Las que rompieron moldes y las que quedaron sepultadas por
un mundo machista. Adora a Marie Curie por su osadía, sus descubrimientos y su
biografía. Y, en sus libros de biografías, supo de la existencia Clara Schumann
y Zenobia Camprubí, la brillantez de cuyos maridos eclipsó su reconocimiento
social.
22. ¿Sus nombres favoritos?
Le gustan los nombres de siempre, habituales durante toda su
vida y que ahora tienden a desaparecer como consecuencia de nuevos gustos. No
los de su infancia –de hecho, el suyo no le gusta-, sino los de la época en la
que ella bautizó a sus hijos.
Salvando el nombre de “María”, que por suerte piensa que
siempre estará de moda, no entiende por qué ya no se bautiza a las niñas como
“Carmen” o “Pilar”, y a los niños como “Pedro” o “Andrés”.
Aunque conoce algunos nombres originarios de otros países,
no deja de parecerle raro que los críos atiendan cuando alguien llama a
“Jessica”, “Jennifer” o “Jonathan”.
23. ¿Qué detesta más que
nada?
La soberbia, porque le parece difícil relacionarse con
alguien que siempre tiene razón. Aunque cree que los soberbios, como todos,
están condenados a perder, jamás reconocerán sus derrotas. Por eso no le
inspiran ninguna lástima.
24. ¿Qué personajes
históricos detesta más?
De estos tiene una buena colección.
Los tiranos y, por encima de todo, detesta a los que no
quedaron en los libros con tal reconocimiento, pero aprovecharon permisos y
prohibiciones de las leyes para crear imperios económicos que les permitieron,
después, comprar poder político.
Aquí incluye a muchos de los grandes nombres surgidos
durante la II Guerra Mundial, a los capos mafiosos que posibilitó la ley seca
en Estados Unidos y a las fortunas creadas como consecuencia del estraperlo,
que sufrió en carne propia, tras la Guerra Civil española.
25. ¿Qué hecho militar
admira más?
Hace unos años vio una película, cuyo título no puede
recordar, que trataba de los soldados alemanes, franceses e ingleses que,
durante la Primera Guerra Mundial, la noche de Nochebuena, desde los frentes
enemigos, confraternizaron cantando el villancico Noche de paz.
Valentina ha vivido una guerra civil y su postguerra
correspondiente, la recuperación y el desarrollismo posterior, a partir de los
años 60. Ha sido una espectadora privilegiada y directa de todos los cambios
producidos desde principios del siglo XX y, como consecuencia, detesta las
guerras que piensa que sólo producen muerte, dolor y miseria.
Por eso, si tiene que elegir un hecho militar significativo,
se queda con ese momento que, bajo su punto de vista, sitúa a las personas por
encima de batallas que pagan, pero no les pertenecen.
26. ¿Qué reforma admira
más?
Ella tuvo la suerte de aprender a leer en su lejana infancia
pero después, mientras dedicó su tiempo a la familia, a la granja, al huerto y
a las labores del campo, no le quedaba tiempo
que dedicar a la lectura.
Fue progresivamente, primero cuando la prole abandonó la
casa, después con la tranquilidad de la pensión y por fin, con la necesidad
de ocupar su soledad al quedar viuda,
cuando descubrió que con la lectura podía meterse en la piel de todos los
personajes de los libros, ficticios o reales, y descubrir un montón de mundos
desconocidos mirando atlas y libros de fotografías o leyendo sobre
acontecimientos históricos.
Por eso, las reformas que admira son todas las que
condujeron a la erradicación del analfabetismo, aunque a veces piense que
tampoco ese hecho llevó donde le hubiese gustado. Cuando mira la televisión,
muchas veces llega a la conclusión de que no existe una relación directa entre
conocimiento y correcta interpretación de la realidad, ni entre conocimiento y
coherencia vital.
27. ¿Qué dones naturales
quisiera tener?
Hubiera deseado ser más valiente, para poner de manifiesto
lo que pensaba delante de su familia en momentos importantes de su vida, y para
reivindicar su independencia.
Opina que, de haberlo hecho, hubiera tenido que tragarse
menos contradicciones consigo misma e, incluso en algunos casos, hubiera sido
mejor madre, sobre todo con sus hijas. Luego se consuela pensando que, en
aquellos años, luchar por sus ideas no era sólo pelear con su marido, sino que
le hubiera supuesto también enfrentarse a las ideas de todo su pueblo.
Y sabe que nunca fue tan osada.
28. ¿Cómo le gustaría
morir?
En la cama, habiéndose dormido recordando a alguna persona
que compartió con ella una parte del camino. Le gustaría dejar de respirar sin
moverse de su casa ni de su lecho. Y, en todo caso, sin dar guerra.
29. ¿Estado actual de su
espíritu?
En general, tranquilo por descreído, aunque a menudo se ve
alterado por nuevos achaques de su salud, que su mente no tiene controlados,
que le hacen pensar en lo poco que le queda y que, además, cada vez se producen
más a menudo.
30. ¿Hechos que le inspiran
más indulgencia?
La rebeldía y las urgencias de los jóvenes que considera
condenados al fracaso, aunque los interesados no lo sepan. Todavía.
Opina que un joven que no es rebelde tampoco es joven del
todo, y que las urgencias están condenadas a desaparecer con el simple paso de
los años.
31. ¿Su lema?
Tanto esfuerzo para llegar a esto.
Estoy de acuerdo con tato: eres tú con 99 tacos (si el tabaco te deja llegar).
ResponderEliminarTú, que eres un chico de mente absolutamente científica. ¿Cuántas probabilidades me condedes?
EliminarSi ya llegar a 99 es difícil, fumando lo que tú fumas, más aun, así que pocas, supongo.
EliminarTengo que admitir que tus hijos tienen razón y espero que el tabaco te permita llegar a los 99 como dice Jorge, mas que nada para seguir disfrutando contigo.
ResponderEliminarOjalá que Valentina no sienta que ha gastado su vida sino que la ha vivido y dichosa ella que, aunque con mucho esfuerzo, ha llegado a los 99.
ResponderEliminarTambién yo espero que tus 99 den testimonio de que no siempre el tabaco mata y que puedas seguir compartiendo charlas y emociones, con quienes tengan la suerte de andar por aquí.
¡Vale! Acepto pulpo como animal de compañía.
ResponderEliminarAhora en serio, muchas gracias por vuestros comentarios. He vuelto a leer el perfil y me parece que, más allá de detalles puntuales, efectivamente el personaje tiene mucho de mí.
De todas formas, me parece alguien entrañable, que me produce mucha ternura. Y nunca me hubiera imaginado que la gente me viese de esa manera. Tampoco yo me veía así.
Queda pendiente inventar un maltratador, un capo mafioso, o algo por el estilo.
Os reitero mi agradecimiento,
Pilar