Los sueños de la siesta constituían una mezcolanza
importante (por la cantidad) de cosas sin sentido; nada extraordinario. La
primera palabra del despertar ha sido, justo, el título de esta entrada. Imagino
que era consecuencia de la actividad inconsciente o semiconsciente de mi
cerebro hasta ese momento.
Según el Diccionario
de la RAE, los “eufemismos” son “manifestaciones suaves o decorosas de
ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”.
Existen hechos difíciles de nombrar y palabras
difíciles de pronunciar para cada persona; porque nos parecen difusas, porque nos
suenan mal, por sus connotaciones negativas o, simplemente, porque nos son
extrañas.
En estos tiempos de crisis políticamente correctos, el
abuso de eufemismos permite a los poderosos maquillar y manipular la realidad.
Sus palabras serán repetidas hasta la saciedad por los medios de comunicación,
hasta quedar asimilados el viejo significado y la nueva forma.
Más allá de su uso público, me parece que hay
realidades que todos necesitamos decir de otra manera, al menos en momentos
determinados. Llamar “jardín de paz” a los cementerios, como hacen en algunos
lugares de Hispanoamérica me parece, más que un eufemismo, una fantástica
descripción poética.
Existen otro tipo de eufemismos -que podríamos
llamar del contexto-, que se producen sobre todo en la comunicación oral. Por
ejemplo, cuando decimos “sí claro” y,
según el tono, querremos significar “sí” o “por supuesto”; o “no deseo discutir”
e incluso “no”.
“Hasta siempre”. Bonita expresión, que el contexto
suele transformar en el “hasta nunca” que no queremos (o no podemos)
pronunciar.
Mi eufemismo favorito se llama silencio administrativo...significa que nadie se ha mirado tu solicitud pero no van a reconocerlo
ResponderEliminarPor otro lado, me alegro que las siestas te sean productivas, las mejores ideas de mi vida se me han ocurrido durante la siesta, quizá por el estado semincosciente pero no dormido en el que me me quedo