Nueva York. Y en Nueva York un chico de dieciocho años que justo
ha terminado el Bachillerato y al que
como premio espera un viaje, con amigos y sin padres, a París.
A París y a su romanticismo. Decide que no volverá sin haber
besado a una chica en lo alto de la torre Eiffel.
Lo consigue, no sólo besa a una chica, sino a una muy guapa
y con buena planta, encontrada por azar en compañía de su madre; y no hay un
beso sino dos, el segundo para inmortalizar preceptivamente el momento. Con
la emoción consigue su nombre además del ósculo, pero se olvida de pedirle una dirección.
¡Oh la la!
No problem, para eso están Twitter y demás patios de vecinos;
una voz que se transmite a otra voz, que se traslada a otra, y a otra, y a otra
más, y al final… contacto conseguido.
La historia termina aquí: la chica ya estaba comprometida.
Analiza esta noticia, matízala, júzgala, piensa en la primera impresión. Después, clica en el
botón “Leer más”.
Nueva York. Y en Nueva York una chica de dieciocho años que
justo ha terminado el Bachillerato y a
la que como premio espera un viaje, con amigas y sin padres, a París.
A París y a su romanticismo. Decide que no volverá sin haber
besado a un chico en lo alto de la torre Eiffel.
Lo consigue, no sólo besa a un chico, sino a uno muy guapo
y con buena planta encontrado por azar en compañía de su madre; y no hay un
beso sino dos, el segundo para inmortalizar preceptivamente el momento. Con
la emoción consigue su nombre además del ósculo, pero se olvida de pedirle una dirección.
¡Oh la la!
No problem, para eso están Twitter y demás patios de vecinos;
una voz que se transmite a otra voz, que se traslada a otra, y a otra, y a otra
más, y al final… contacto conseguido.
La historia termina aquí: el chico ya estaba comprometido.
Analiza ahora esta última información, matízala, júzgala, piensa en la primera impresión. Compara luego tus dos análisis.
Aunque las apreciaciones subjetivas en ambos casos son mías, una
de las dos noticias es cierta. La he leído hoy en La Repubblica.
Y he visto la fotografía. Supongo que tras viajar de patio
virtual en patio virtual, la persona propietaria no podía reclamar derechos de
autor.
Ni el sujeto pasivo derecho a su privacidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario