Cambio
del calendario escolar en Cantabria.
Según cuentan en Yahoo (fuente poco fiable), el nuevo calendario «fija una semana de vacaciones tras dos meses lectivos» y la decisión «no
se ha adoptado "tras tomar un café", si no después "de muchos
estudios"». Nótese que la falta de ortografía es suya.
Después aclara que «ha sido aprobado por unanimidad por una Mesa
Sectorial de Educación, que está conformada por la administración y los
sindicatos con representación en la educación cántabra».
Los niños, pobrecitos, poco pueden decir. A los padres según parece
nadie los preguntó; el artículo solo informa de que «sobre las críticas de la
Federación de Padres y Madres de Alumnos (Fapa) de Cantabria a ese calendario,
Revilla ha recordado que él es padre y está de acuerdo con esa modificación».
He dicho.
En El País del 9 de junio aparecía
un resumen, grosso modo, del calendario escolar en otros países europeos y contraviniendo
mi costumbre he leído los comentarios de otros lectores.
38 en total para todos los gustos, a favor, en contra, con o sin justificación,
uno que se explayaba sobre fraudes y amnistías fiscales y dos que me permito
copiar. 1. «Quizas
la buena educación deberia empezar porque los padres pasen mas tiempo con sus
hijos : pero claro, eso para muchos es peor que pasar horas en la oficina.....». 2. «Ahora comienza el egoísmo de los padres. Ja ja.»
Es muy curioso este
nuestro país, en el que no existen ni buenos padres ni malos profesores, lo que
nos plantea una duda ¿cómo adjetivamos en cada una de estas facetas a los miles
de ciudadanos que forman la intersección de los dos conjuntos, padres y profesores? Y, sobre todo, ¿cómo se
adjetivan ellos?
Pirateadas y puestas a la venta más de 32 millones de claves de Twitter. (El País, 9 de junio).
32 millones son muchos
millones. Por comparar un poco he buscado en el Instituto Nacional de
Estadística
Los últimos datos
definitivos de población española corresponden al uno de enero de 2015, y en
esa fecha, oficialmente, éramos 46 512 199 habitantes (62 634 menos que un año
antes, por cierto).
Si cada españolito
tuviese una cuenta en Twitter (todos todos, desde los que acabasen de aterrizar
por aquí hasta los que estuviesen a punto de cambiar de barrio) y por una broma
o acuerdo de los hackers (pongamos) sólo hubiesen robado contraseñas de nuestra
nacionalidad, estarían socialmente seguros 14 millones y medio de nuestros conciudadanos
más o menos, lo que bien pensado podría darnos la oportunidad de un nuevo juego
de adivinanzas cuando en el metro en hora punta mirásemos al de al lado preguntándonos
si a aquel pringui le habrían robado la contraseña o habría tenido la potra de
salvarse.
Una mujer quema viva a su hija en Pakistán por elegir ella misma a su marido.
Vuelvo a Yahoo. Y se nota, que ya el título se
las trae. Leyéndolo caben todas las posibilidades combinatorias: que la mad re eligiera
al marido propio o al de la hija; o bien que fuese la hija quien seleccionase, a
su partenaire o al de su mamá.
Desde el principio se
desvela la autora del crimen (sentido literal), y después se esclarece (más o
menos) el crimen (sentido metafórico) cometido por la víctima de dieciséis años:
haber tenido la osadía de elegir marido (para sí misma) por sí misma.
A continuación el
artículo menciona otras dos aberraciones del mismo tipo y con idéntico
resultado, colectivas y recientes. Una muchacha (diecinueve años) salió
respondona y se negó a contraer santo matrimonio con el pretendiente elegido
para ella pero no por ella; otra había ayudado a una amiga a huir con una
persona de sexo masculino (haced siempre el bien, creo que se dice en algún
lugar de la Biblia, aunque el
problema -como siempre- sea la convergencia –o no- de bondad y oportunidad).
La interiorización (y
transmisión) por la madre de valores sociales que los dos grupos interesados de
energúmenos ejemplifican, condujeron en todos los casos al asesinato sin
castigo.
Al asesinato sin
castigo de tres mujeres. Como muestra de la realidad no está mal.
Mercedes Milá te quiere convencer de que leas (otra vez El País,
8 de junio)
El titular, ni fu ni
fa. Lo interesante llega en el siguiente párrafo: «La periodista prepara el
programa 'Convénzeme' para el canal Be Mad».
Be Mad.
Aunque no nos
enteremos salvo si somos ingleses o hablamos el inglés, según Word Reference con estas palabras pueden
estarnos diciendo: sé loco, histérico, tonto, desesperado, rabioso; es decir,
nos están invitando a ser todas esas cosas. Si a la vez o de una a una lo dejan
a nuestra elección, dependerá del día.
‘Convénzeme’. Un programa que tratará sobre libros y lecturas titulado
con falta de ortografía. ¡Ole! ¡ole! y ¡ole!
Sin duda lo han hecho
a conciencia porque le han puesto el acento. Y pensándolo bien, si hubiesen
ideado un programa de título correcto es muy posible que yo no me hubiese
interesado por el artículo.
Y más probable aún que tampoco existiese esta
entrada.
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