El pasado
sábado se casó María. He de decir que también se casó Marco, pero en mi caso
eso era un bien colateral.
Yo había
dedicado la últimísima hora de la noche anterior a buscar algún poema y
encontré este de autor ignoto. Me pareció que se compadecía más o menos bien con la
ocasión y con mis sentimientos.
No moriré del todo amiga mía
No moriré del todo, amiga mía,
mientras viva en tu alma mi recuerdo.
Un verso, una palabra, una sonrisa,
te dirán claramente que no he muerto.
Volveré con las tardes silenciosas,
con la estrella que brilla para ti,
con la brisa que nace entre las hojas,
con la fuente que sueña en el jardín.
Volveré con el piano que solloza
las nocturnas escalas de Chopin;
con la lenta agonía de las cosas
que no saben morir.
Con todo lo romántico, que inmola
este mundo cruel que me destroza.
A tu lado estaré cuando estés sola,
como una sombra más junto a tu sombra.
Rodolfo Tallón
Busqué, y no encontré, información sobre el autor.
A la mañana siguiente, cuarto de hora antes de salir para la boda, le pregunté a Jorge su opinión. Me contestó que no le convencía; le respondí que era un poema de amistad y que al fin y al cabo, aunque este era un evento de dos, mi amiga era María; añadió que el autor era un hombre que escribía a una mujer, lo que según su criterio cambiaba la perspectiva y hacía surgir las dudas; sin más argumentos de defensa volví a mostrar mi desacuerdo. Tal vez para intentar convencerme, y seguro intentando ayudarme, sugirió que buscase en YouTube Por qué cantamos, recitada por Mario Benedetti.
Lo buscamos, lo encontramos y sobre la marcha decidí que tenía razón. Este es el enlace, y vale la pena escucharlo.
Yo sin practicar hice lo que pude.