Sus ventajas.
Pocas veces reparamos en ellas.
Pero ahí están.
Porque con el olvido:
1. Ahorramos tiempo. El que no dedicaremos a quién nos olvida. Esta regla no es directamente proporcional, pero más o menos se aproxima.
2. Evitamos viajes indeseados y compañías indeseables.
3. Eliminamos burocracias diversas.
4. Liberamos espacio de nuestras neuronas.
5. Evitamos el pago de peajes y de impuestos.
6. Aprendemos a rumiar sentimientos y frustraciones. Y miedos.
7. Evitamos pensar en invertir lo que no tenemos.
8. Eludimos la obligación de dar las gracias.
9. Seremos más libres.
10. Saldaremos definitivamente la pregunta ¿me quiso?
No me quiso.